La técnica

La técnica

¿Te has puesto a pensar cuándo fue la primera vez que apli­caste una técnica en tu vida?

Una posible respuesta es cuan­do sujetaste tu primer juguete y lo moviste para que sonara o para morderlo. A esa corta edad ya estabas adquiriendo la técnica de sujetar y manipular objetos sin lastimarte con ellos. Estabas aplicando un saber o procedimiento práctico orientado al logro de un propósito. ¿Has imaginado todas las técnicas que has desarrollado y aplicado desde que naciste hasta la fecha? En este tema conocerás las características y los componentes de las técnicas, y comprenderás la impor­tancia de la técnica en la solución de diversos problemas co­tidianos.

 

La técnica en la vida cotidiana

El ejemplo anterior sirve de punto de partida para reconocer que la técnica se centra en el saber hacer, es decir, se refiere al conjunto de procedimientos y recursos que se emplean para lograr un resultado específico. Las técnicas están encaminadas a la satisfacción de necesidades y requieren, por parte de la persona que las aplica, destrezas intelectuales y manuales; sin embargo, en muchos casos, también se apoyan en las herramientas.

Las artes requieren técnicas y herramientas para su realización; por ejemplo, la pintura necesita la preparación de pigmentos y la técnica de aplicarlos sobre el lienzo; la escultura precisa la fabricación de cinceles y martillos y las técnicas de fundición del bronce o el tallado del mármol. Estos saberes, así como todo acervo técnico de la humanidad, se enriquecen día con día y se transmiten a lo largo del tiempo; debido a su constante presencia en la vida del hombre, la técnica es considerada come una práctica social cotidiana.